Bueno, bienvenidos a este mi blog. Lo primero disculpad por el retraso en la contestación de mails y en la redacción de este, mi elegante pero informal. Bueno, ya no se por donde me quedé la última vez, mucho ha llovido desde la fecha, ahora ya me siento del todo parisino, noto ya un poco la rutina, las carreras para pillar el metro, las miradas bajas en los vagones, los cascos como interlocutor de todos, el 20 minutos a la entrada de la estación de Montparnasse, el ruido del tren… en fin, acciones que se repiten a diario y que no reparamos en ellas pero que hay quedan grabadas. Tras lo que acabo de decir podría parecer que ya no todo es tan bonito como al principio, que era la novedad, que es muy dura la vida aquí…si, es cierto, la vida aquí es muy dura, París es una ciudad de solitarios, además, tardo más de una hora en llegar al trabajo cuando en Elche, con mi bici, tardo 5 minutos, pero salir de la estación y mirar a derecha y ver la Tour Eiffel, la verdad es que le llena a uno de emociones, mezcla de todo y nada, recuerdos de películas, de encuentros, de despedidas… además, en el trabajo también me encuentro muy a gusto, todo el mundo me trata fenomenal, y me paso el día con la libreta en mano anotando mil cosas que bien me pueden ser útiles para el presente y para el futuro.
En lo que respecta a relaciones personales la sensación también es muy buena, estoy conociendo a gente muy interesante de todas las partes del mundo y poco a poco a esa gente con tan mala fama, los franceses. Siempre me ha parecido un error generalizar y mas a tan gran escala como es un país. Bien es cierto que son chovinistas, que mantienen las distancias, que son frios y todo eso, pero he conocido a varios franceses con los que da gusto pasar un rato bebiendo una cerveza, paseando, o hablando de la vida, de política o de lo que surja. Personalmente, yo encuentro muchas semejanzas, en lo fundamental, entre la gente de aquí y la de allí.
Poco a poco también voy encontrando nuevos lugares para salir. Salir en París es una cuestión difícil, no por la oferta, que es inmensa, sino por lo caro que es todo. Para que os hagáis una idea, el precio medio de una caña rondará los 3-4 euros en cualquier sitio (cuando digo cualquier sitio digo el bar de la esquina), de manera que hay que ingeniársela para que el dinero no sea una dificultad para practicar este sano vicio que es la juerga nocturna. Uno de estos trucos o artificios es la happy hour, es decir, dicese del espacio de tiempo (normalmente entre las 5 y las 10 de la tarde) en el cual las pintas están a mitad de precio, esto es, un precio medio de 3-4 euros. Otro es el archiconocido por todos “botellón”, bastante defenestrado en España pero en pleno apogeo aquí. De hecho esto es de las cosas que más me sorprendieron, hay gente bebiendo en las calles por todos lados, sobre el Sena, en los Campos de Marte iluminados por la Tour Eiffel, en los Campos Eliseos teniendo como invitados a la Plaza del Trocadero y al Arco del Triunfo, en Bastilla, Barrio Latino… si bien, y tranquilizando a aquellos que vengan, estoy conociendo sitios donde la hora feliz es 24 horas, jeje.
La verdad podría llenar páginas con mis peripecias pero me falta el tiempo y a vosotros las ganas de leer un mail tan largo. Sin embargo, no me gustaría despedir esta mi tercera edición de “Elegante pero informal” sin comentar el viaje que realicé el pasado fin de semana. El sábado sonó el despertador a las 6 de la mañana¡¡ ¿rumbo? zona Noroeste del país: Normandía y Bretaña. Nuestra primera parada fue en el bonito pueblo de Honfleur, una pequeñita ciudad de pescadores con un puerto precioso y un mercadillo en el que era difícil decidirse por qué comprar, miles de tipos distintos de quesos, panes, frutas, verduras… nuestro viaje prosiguió hasta las faldas del Mont Saint Michel. Os aconsejo que os informeis sobre el y cuando podais vayais a visitarlo porque es de las cosas más impresionantes que he visto en mi vida. Es un islote (ahora accesible por una carreterita) con una especie de cerro salpicado por un barrio de casitas medievales y coronado por una impresionante abadía. Pero lo más asombroso y especial del lugar es las enormes crecidas y retiradas del mar en las mareas. Cuando hay marea alta, el mar rodea completamente al islote (excepto la carreterita antes mencionada), hecho este que se produce con una velocidad asombrosa. Cuando hay marea baja, queda al descubierto una inmensa bahía. Después de esta visita fuimos a dormir a Saint-Maló, un pueblecito de la Bretaña con un casco histórico amurallado volcado hacia el mar, impresionante. El viaje terminó con el relato viviente de las playas donde se produjo el famoso “Desembarco de Normandía” donde aun había restos de la batalla librada entre el frente aliado y la Alemania Nazi. Asimismo estuvimos en los cementerios aleman donde habían enterrados cerca de 25000 soldados.
Bueno, creo que mi humilde relato llega a su fin, espero encontrar el tiempo y la inspiración para seguir contando mis aventuras y desventuras en esta ciudad amable, mezcla impresionante de culturas, donde casi todo es posible.
Besos.