domingo, 28 de octubre de 2007

Elegante pero informal IV

Elegante pero informal IV:
Lo que en principio iba a ser un semanal, ha pasado a mensual y con el tiempo seguro que sería trimestral. De hecho, ya hay coñas al respecto, del tipo “Te actualizas menos que el blog de Martín” (o Magtan, como se me llama en los corrillos y tertulias parisinas). Pues si, entre unar cosa y lar otra, nunca tengo tiempo de sentarme y transmitir un pedacito de mis vivencias a aquellos y aquellas que cuando tenéis un ratillo os sentáis a ver cómo me va. Lo que está claro es que el tiempo pasa, y vas conociendo cada vez más cosas y cada vez más gente, y ese hecho es inversamente proporcional al tiempo que tienes para cosas como estas, o para contestar correos. Lo cierto es que voy a cumplir los dos meses en París (y por extensión en Francia) y parece que llevara toda la vida. Hay rincones (sobre todo bares, para que nos vamos a engañar, jeje) de París en los que me siento tan a gusto, que me pasaría horas y horas hablando, o simplemente escuchando, sin miedo al aburrimiento o a la monotonía. Creo que ya lo he comentado alguna vez que lo que más valoro de esta ciudad es su espontaneidad, la capacidad que tiene para sorprenderte, para hacer que lo cotidiano se convierta en especial, para eso París es única.
La verdad es que he perdido un poco el hilo de lo que conté la última vez (lo podría mirar, pero no me apetece,jej) ya que mi intención, en un principio, era darle un poco de coherencia a este “Elegante pero informal”, es decir, que el formato siempre fuera un poco el mismo, pero la anarquía ha invadido mis notas y comentaré lo que vaya surgiendo, jeje. Para ser realistas, de lo que más se habla en este país es de su presidente, un auténtico maestro de los medios. Para que os hagáis una idea de su poder de control sobre las reacciones y emociones de la gente, calculó hasta el día de su divorcio (para el que no lo sepa, se divorció la semana pasada, el viernes). Pues sí, el jueves 18 se produjo en Francia la mayor huelga de transportes (también en otros sectores) desde hace más de una década, la cual paralizó totalmente el París (yo no fui a currar, por ejemplo). Pues bien, como Sarko se divorció al día siguiente, las portadas fueron para él, dejando totalmente relegada a la huelga a un pedacito de portada. Esto no es más que el fiel reflejo de la sociedad francesa: fachada, repercusión, publicidad. Por eso salió elegido Sarko, porque maneja como nadie estos grandes estandartes.
En cuanto al tiempo, estamos ya plenamente en otoño, pero un otoño muy frió, de hecho ya está helando. Pero es que esta es la imagen que tengo, al menos yo, de París, hojas de los árboles en el suelo, gente paseando con sus abrigos, gorros y bufandas… por eso, aunque sea incomodo, tiene un aire especial. El único problema es que es mucho más fácil coger algún catarrillo que otro porque te pasas mucho tiempo en el metro, soportando un calor soporífero y cuando sales te encuentras de bruces con la realidad… en fin, hay que estar preparados para todo.
Para acabar os cuento mi última escapadilla. He estado en el Sur de Francia, en Grenoble (la puerta de los Alpes) asistiendo a un pequeño congreso sobre unas cosas de mi tesis. La ciudad en sí no es gran cosa, lo que si que tiene es un encanto especial ya que, como casi todas las ciudades francesas, está atravesada por un río, y está totalmente cercada por montañas. Además, tuve la oportunidad de probar por primera vez en mi vida (vaya crimen este) la Fondue de queso… por favor, exijo urgentemente a aquellos que no la hayan probado, que intenten hacerlo lo antes posible, es un auténtico placer. A la vuelta, decidí parar en Lyon, la segunda ciudad francesa y con una historia tanto o más completa que París. Lo que más me gustó de esta ciudad es el casco antiguo. Un casco antiguo medieval, muy bien conservado y repleto de Cervecerías, Creperías, Cafeterías… totalmente auténticas y ambientadas en esta especie de aldea incrustada en la enorme ciudad que es Lyon. También me sorprendió gratamente su parque municipal con zoo y botánico incluido (gratis todo) digno de visitar. Pero sin duda, me quedo con ese momento del día en el que decido comprarme la comida. Para ello, voy a un Carrefour y me hago con un buen pedazo de queso, un pan de nueces, taboulé y una buena cerveza. Con todo este “petate”, me voy al río, en una mañana soleada, y me dispongo a degustar estas delicias. De verdad que lo mejor de esta vida maravillosa son los pequeños momentos, y más cuando no te lo esperas, ¿cómo se puede disfrutar tanto con tan poco?.
Bueno, me despido ya, espero escribir algo antes de volver, si no, os emplazo a una edición especial de “Elegante pero informal” a modo de resumen, que escribiría a la vuelta. Cuidaros mucho ahora que empiezan los fríos ya que, como diría mi abuela, “lo importante es tener salud”.
Besos.

miércoles, 3 de octubre de 2007

martes, 2 de octubre de 2007

Elegante pero informal III

Bueno, bienvenidos a este mi blog. Lo primero disculpad por el retraso en la contestación de mails y en la redacción de este, mi elegante pero informal. Bueno, ya no se por donde me quedé la última vez, mucho ha llovido desde la fecha, ahora ya me siento del todo parisino, noto ya un poco la rutina, las carreras para pillar el metro, las miradas bajas en los vagones, los cascos como interlocutor de todos, el 20 minutos a la entrada de la estación de Montparnasse, el ruido del tren… en fin, acciones que se repiten a diario y que no reparamos en ellas pero que hay quedan grabadas. Tras lo que acabo de decir podría parecer que ya no todo es tan bonito como al principio, que era la novedad, que es muy dura la vida aquí…si, es cierto, la vida aquí es muy dura, París es una ciudad de solitarios, además, tardo más de una hora en llegar al trabajo cuando en Elche, con mi bici, tardo 5 minutos, pero salir de la estación y mirar a derecha y ver la Tour Eiffel, la verdad es que le llena a uno de emociones, mezcla de todo y nada, recuerdos de películas, de encuentros, de despedidas… además, en el trabajo también me encuentro muy a gusto, todo el mundo me trata fenomenal, y me paso el día con la libreta en mano anotando mil cosas que bien me pueden ser útiles para el presente y para el futuro.
En lo que respecta a relaciones personales la sensación también es muy buena, estoy conociendo a gente muy interesante de todas las partes del mundo y poco a poco a esa gente con tan mala fama, los franceses. Siempre me ha parecido un error generalizar y mas a tan gran escala como es un país. Bien es cierto que son chovinistas, que mantienen las distancias, que son frios y todo eso, pero he conocido a varios franceses con los que da gusto pasar un rato bebiendo una cerveza, paseando, o hablando de la vida, de política o de lo que surja. Personalmente, yo encuentro muchas semejanzas, en lo fundamental, entre la gente de aquí y la de allí.
Poco a poco también voy encontrando nuevos lugares para salir. Salir en París es una cuestión difícil, no por la oferta, que es inmensa, sino por lo caro que es todo. Para que os hagáis una idea, el precio medio de una caña rondará los 3-4 euros en cualquier sitio (cuando digo cualquier sitio digo el bar de la esquina), de manera que hay que ingeniársela para que el dinero no sea una dificultad para practicar este sano vicio que es la juerga nocturna. Uno de estos trucos o artificios es la happy hour, es decir, dicese del espacio de tiempo (normalmente entre las 5 y las 10 de la tarde) en el cual las pintas están a mitad de precio, esto es, un precio medio de 3-4 euros. Otro es el archiconocido por todos “botellón”, bastante defenestrado en España pero en pleno apogeo aquí. De hecho esto es de las cosas que más me sorprendieron, hay gente bebiendo en las calles por todos lados, sobre el Sena, en los Campos de Marte iluminados por la Tour Eiffel, en los Campos Eliseos teniendo como invitados a la Plaza del Trocadero y al Arco del Triunfo, en Bastilla, Barrio Latino… si bien, y tranquilizando a aquellos que vengan, estoy conociendo sitios donde la hora feliz es 24 horas, jeje.
La verdad podría llenar páginas con mis peripecias pero me falta el tiempo y a vosotros las ganas de leer un mail tan largo. Sin embargo, no me gustaría despedir esta mi tercera edición de “Elegante pero informal” sin comentar el viaje que realicé el pasado fin de semana. El sábado sonó el despertador a las 6 de la mañana¡¡ ¿rumbo? zona Noroeste del país: Normandía y Bretaña. Nuestra primera parada fue en el bonito pueblo de Honfleur, una pequeñita ciudad de pescadores con un puerto precioso y un mercadillo en el que era difícil decidirse por qué comprar, miles de tipos distintos de quesos, panes, frutas, verduras… nuestro viaje prosiguió hasta las faldas del Mont Saint Michel. Os aconsejo que os informeis sobre el y cuando podais vayais a visitarlo porque es de las cosas más impresionantes que he visto en mi vida. Es un islote (ahora accesible por una carreterita) con una especie de cerro salpicado por un barrio de casitas medievales y coronado por una impresionante abadía. Pero lo más asombroso y especial del lugar es las enormes crecidas y retiradas del mar en las mareas. Cuando hay marea alta, el mar rodea completamente al islote (excepto la carreterita antes mencionada), hecho este que se produce con una velocidad asombrosa. Cuando hay marea baja, queda al descubierto una inmensa bahía. Después de esta visita fuimos a dormir a Saint-Maló, un pueblecito de la Bretaña con un casco histórico amurallado volcado hacia el mar, impresionante. El viaje terminó con el relato viviente de las playas donde se produjo el famoso “Desembarco de Normandía” donde aun había restos de la batalla librada entre el frente aliado y la Alemania Nazi. Asimismo estuvimos en los cementerios aleman donde habían enterrados cerca de 25000 soldados.
Bueno, creo que mi humilde relato llega a su fin, espero encontrar el tiempo y la inspiración para seguir contando mis aventuras y desventuras en esta ciudad amable, mezcla impresionante de culturas, donde casi todo es posible.

Besos.