Huele a primavera, el invierno se fue, y el camino hacia el verano deja a su paso un sinfín de olores, cantos, días de lluvia, frío, otros de sol, calor… Ya llevo aquí unos 50 días y la verdad es que me encuentro cada vez más a gusto, lo cual no quiere decir que no eche de menos lo que vale la pena y que deje de ensalzar la figura de un país como España que está pasando un mal momento pero que se recuperará pues condiciones le sobran para ello. Mi tiempo aquí desde la última vez que escribí ha sido tranquilo, alegre y productivo. A pesar de que estamos poco tiempo, creo que estamos integrados en la vida Australiana, de hecho ya llevamos unos cuantas barbacoas a nuestras espaldas. La barbacoa (o Barbie como dicen aquí) es el acto social por antonomasia de los aussies, es el evento que reúne a familiares y/o amigos ya sea para celebrar un cumpleaños, una noticia importante, la inauguración de una casa, lo que sea… como pasa en mi pueblo con las “gachasmigas”, lo de menos es lo que se come, lo importante es el acto social en sí. Preparar la barbacoa (aquí suelen ser de gas), la carne, ver que ha traído este o aquel, opinar acerca de si está muy hecha la carne o no… todo forma parte de un ritual que los aussies aman con pasión. Os cuento una anécdota a propósito de las barbacoas. El otro día acudimos a una en la que se celebraba el 50 aniversario de un amigo. Un extraño hombrecillo alemán nos dirigió a Sabela y a mi al aseo junto con otro hombre de bigote. Cerró la puerta para nuestro asombro y el hombre de bigote sacó un tubo de madera que muchos de vosotros conoceréis: el Didjeridu. El hombrecillo alemán nos condujo allí pues sabía que éramos nuevos por estas tierras y quería que conociéramos el sonido de este instrumento aprovechando la acústica de una habitación cerrada (también hay que decir que en la fiesta había una banda tocando y el ruido era más que evidente). El hombre del bigote nos contó, cosa que yo no sabía, que es el instrumento más antiguo que existe en la tierra. Su sonido es indescriptible y es utilizado por los aborígenes en sus rituales. Tras esta experiencia y también otras vividas vino a mi mente la famosa frase “Solo se que no se nada”. Esa fue precisamente la sensación que tuve de desconocimiento ante lo que ocurre en cada rincón de este vasto y apasionante planeta Tierra.
Durante este tiempo también hemos celebrado mi cumpleaños (sí, ya pertenezco al selecto club de los treintañeros), hemos comprado una paella (devoción es lo que siente el pueblo australiano por este delicioso manjar) y hemos visto la final de la liga de fútbol australiano. Me detengo de nuevo en este punto pues el fútbol australiano (Aussie rules) tiene una gran presencia en el día a día de esta nación y es parte indisoluble de la misma. Todo el mundo ve la final, no importa si es tu equipo o no, es otro acto social, un punto de encuentro, una escusa para ver a tus amigos… los supermercados tienen hasta ofertas especiales en carne para el partido¡ debido a que, por supuesto, en el descanso del partido se disfruta de una barbacoa. Sabela y yo la vimos en casa de Mike (mi jefe), el cual nos introdujo un poquito a este curioso deporte. El caso es que es un deporte muy auténtico y divertido, mezcla entre rugby y fútbol donde prácticamente todo vale y donde el objetivo es meter la pelota en una de las tres porterías de tu adversario (una grande central y dos pequeñas laterales).
Asimismo, y lo que a escapadas se refiere, tuvimos la oportunidad de visitar Clealand Wildlife Park , compartiendo nuestra tarde con canguros, diablos de Tasmania, Emus, Wombats, Pelícanos, Koalas, dingos…otra mañana visitamos Hahndorf, un pueblecito en la media montaña que rodea Adelaida y que ha sido habitado por inmigrantes alemanes, lo cual queda patente en la arquitectura de sus casas. El domingo pasado acudimos a un destino frecuente para los habitantes de Adelaida como es Victor Harbor, el cual esconde un secreto precioso, como es Granite Island, a la cual se accede desde el pueblo a través de una pasarela para peatones de aproximadamente un kilómetro que se adentra en el Índico.
Incorporo una breve sección como es el noticiario, esto es, un repaso a los temas candentes o de debate en Austrlia o que me han parecido curiosos: la visita de la reina (les da un poco igual), el encarcelamiento de un joven australiano de 14 años en Bali por comprar marihuana, las inundaciones en Bangkok, la victoria de Nueva Zelanda en la copa del mundo de rugby (no lo ponen mucho pues ganó a Australia en semis), la propuesta de regular más que se come y cuanto en los “Fast restaurants”, el reconocimiento de la labor de los campesinos, la subida del precio de la electricidad, etc.
Desde la primavera austral poco más que pediros que disfrutéis.
Un saludo,
Martín.